martes, 2 de octubre de 2018

Reflexión: Un pulso al fracaso


Tras el visionado del documental "Un pulso al fracaso" (2010), creo que el tema que me ha tocado tiene relevancia en este programa educativo: la promoción, organización y participación en las actividades complementarias, dentro o fuera del recinto educativo, programadas por los centros.
Este sistema se basa en dar una segunda oportunidad a chavales que no funcionan dentro del sistema educativo establecido en España. No porque no valgan, simplemente es que no se ajustan al desarrollo real del sistema. 
Los profesores de la Fundación Tomillo se centran en ver lo que pasa individualmente con cada uno, observar de dónde viene el problema e intentar dar soluciones. ¿Cómo lo hacen? Resolviendo conflictos internos del aula, motivar el voluntariado, crear referencias positivas sobre sí mismos, crear hábitos y rutinas, motivar la realización de prácticas en un trabajo, guiar en la formación profesional, etc. Para ello, la organización de actividades complementarias es vital. Eso lo tienen claro profesores y alumnos. Las excursiones son un ejemplo de interacción con los compañeros en un entorno distinto, por lo que les motiva y refuerza positivamente. Los profesores saben que igual en el curso escolar no se terminarán los contenidos establecidos, pero prefieren brindar a los alumnos esa posibilidad de cambio a través de la equidad. 
Para finalizar, me he quedado con unas palabras del director del proyecto que voy a citar a continuación y que son, a mi forma de ver, el gran problema que veo en jóvenes que se encuadran en un perfil como el de estos chicos: 

"Son el producto de numerosos fallos de profesores que han tenido, el sistema y de los padres"

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