En la práctica del otro día en clase, tuvimos que vender a los compañeros un objeto que no veían. Nuestras indicaciones debían convencer lo suficiente para comprarlo por su utilidad.
Nuestro objeto era un reloj de arena con una ventosa, por lo que se podía colocar en cualquier superficie.
Creo que nos faltó más espíritu emprendedor porque las ideas eran buenas, pero no conectaron con el público.
Lo que pretendía esta actividad era extrapolarlo al ámbito educativo. Un proyecto educativo o una programación general se puede vender muy bien en un papel pero a la hora de la práctica, si no funciona o no es lo que esperábamos de ello, se debe revisar. Creo que es importante porque aunque entiendo que es difícil llevarlo a la práctica, se debe hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario